366 pelucas y un peluquín
¿Qué os cuento de Pelucas Paruka? Si habéis llegado hasta aquí es que tenéis curiosidad por leer esta historia, o quizá ya la habéis leído y queréis saber algo más sobre cómo y por qué la escribí. Bueno, pues este es el lugar donde enterarse de esas pequeñas anécdotas que rodean a la escritura de una novela.
Hace unos años, calculo que sobre 2015, pasé bastante tiempo trabajando en la preparación de “Dentro de tu armario. Todo lo que necesitas saber sobre el mundo de la moda”. Un libro informativo, para jóvenes, sobre la historia de la moda y nuestra relación con la ropa. Es un tema fascinante cuando lo llevas más allá de la preocupación por estar al día y miras hacia atrás en el tiempo, o hacia el uso real de la ropa en nuestro entorno y en otros lugares. Pues bien, leyendo sobre este tema, encontré en una biblioteca un libro sobre la historia del peinado. Un libro fantástico, ya agotado, que no he conseguido encontrar en ningún sitio más.
En aquel libro se hablaba de peinados, claro está. De los peinados que han quedado inmortalizados en pinturas, esculturas, tapices, literatura, fotografías, películas a lo largo de la historia. Estaba lleno de palabras precisas para describir estos tocados y de términos que ya nadie utiliza. Pensé que a partir de entonces podría describir maravillosamente los peinados de mis protagonistas.
Pero lo que ocurrió, mas bien, es que los peinados se convirtieron en los protagonistas. O, para ser más exactos, las pelucas. Porque el apartado dedicado a ellas era irresistible, como sacado de un mundo disparatado y extravagante, un mundo que yo quería hacer mío. Ese fue el primer chispazo.
El segundo chispazo no lo encontré en los libros, sino en una amiga que, sin saber por qué motivo, comenzó a perder el pelo. No fue por un tratamiento médico, y esta pérdida fue permanente. Cuando ya no nos veíamos, porque vivíamos en ciudades distintas, yo pensaba a veces en ella. En cómo lo llevaría. En cómo sería no tener pelo. En tener que convivir con eso y adaptarte. Un día nos encontramos en la calle, por casualidad. Llevaba un pañuelo de colores intensos, verde, azul, naranja, dando forma a un turbante alrededor de la cabeza. Me encantó. La vi y la sentí fuerte, dueña de su vida y de sí misma.
Estos dos ingredientes se unieron despertar en mí el deseo de escribir la historia de Emma. Un mundo extravagante. Una protagonista que encuentra su fuerza para estar frente a los demás siendo ella misma.
Se lo dediqué a mi hermana María porque ella cuida con mucho mimo su cabello. ¡Gracias a ella los demás también lo cuidamos más! Unos meses antes de que el libro fuese publicado, le detectaron un tumor en un pecho, y durante un tiempo existió la posibilidad de que tuviera que someterse a un tratamiento que le hiciese perder el pelo. Estábamos preocupados por ella, y sabíamos que perder el cabello, aunque en principio fuese lo de menos, sería un golpe muy duro. Quería que mi dedicatoria dijese algo así como “Para mi hermana María, tan bonita por dentro como por fuera”. Quería abrigarla con mi historia si tenía que pasar por esa pérdida. Afortunadamente en su caso no hizo falta el tratamiento tras la operación y no perdió sus rizos. Pero pienso que quizá a alguna niña, o niño, a alguna mujer o a algún hombre, Emma le haga compañía.
Y estos son los motores de esta historia. Palabras hermosas. La locura de la moda. La inseguridad ante el amor que nos deja heridas. La belleza de algunos viejos oficios. La búsqueda de nuestra fuerza interior. Y sí, unos cuantos bailes, porque para algo este es un cuento casi como los de antes.