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Un papel en el cajón

El otro día, haciendo limpieza en los cajones encontré, perdido entre viejos billetes de tren, identificaciones de congresos, planos de otras ciudades y mil chucherías que no consigo tirar porque me recuerdan buenos momentos, un papel doblado y requetedoblado. Al desplegarlo descubrí que se trataba de las palabras que dije durante la entrega del Premio Barco de Vapor 2012, hace ya un par de años. Eso explica que el papel estuviese tan castigado, y es que debí de apretujarlo considerablemente aquella noche, tratando de contener los nervios.

Lo leí y me recordó no solo aquella noche y todas las cosas buenas que el premio trajo consigo, sino la verdad de esas mismas palabras, básicamente de agradecimiento, tan válidas hoy como en ese momento.

martes, 13 marzo 2012 – Real Casa de Correos de Madrid

Buenas tardes,

Si la vida fuese un cuento de los hermanos Grimm, este discurso comenzaría así: “En tiempos remotos, en aquellos en los que desear todavía servía para algo, vivía una escritora que iba todos los días a nadar a una piscina cercana a su casa. Allí, mientras iba y venía por la calle de los lentos y pensaba en los cuentos en los que estaba trabajando, veía de reojo, a través de la gran pared acristalada, el enorme cartel que la Fundación SM tiene sobre su edificio. Hasta que una mañana una tórtola se acercó hasta el borde de la piscina y le dijo…”

Pero no estamos en un cuento de los Grimm, así que no es a una tórtola a la que tengo que agradecer hoy estar aquí, con este maravilloso libro entre las manos, sino a los miembros del jurado, que dieron vida con su lectura apasionada a mi cuento. A Berta, Felipe y el resto del equipo de SM, que han mimado el libro y han volcado en él todo su entusiasmo y su profesionalidad. Y a Tomás Hijo, por sus ilustraciones, que iluminan cada una de las páginas.

Por último, no puedo olvidar que el libro está dedicado a mis padres, que nos proporcionaron a mis hermanos y a mí una infancia enormemente feliz. Esa infancia está en cada uno de mis cuentos, así que este premio también es un reconocimiento a una vida de amor, confianza y cuidados que ellos supieron crear y compartir con nosotros.

Muchas gracias y que coman perdices.

 

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